Por las calles de Memphis: una pareja japonesa carga con su maleta roja. La noche será larga en el Arcade, un viejo hotel que por su arquitectura parece estar a punto de desplomarse. Para no morir de aburrimiento Jun saca su cámara, le mete rollo y comienza a fotografiar objetos que va encontrando en el cuarto: una lámpara, la cama, el radio. Mitzuko trabaja en su teoría sobre las múltiples identidades de Elvis para más tarde probarle a Jun que El Rey fue más influyente de lo que piensan.
Mitzuko le pregunta a Jun su razón por fotografiar objetos de los cuartos donde se hospedan y nunca de las cosas que ven cuando viajan. Él le dice que esos momentos ya están en su mente, los cuartos de hotel y los aeropuertos son las cosas que olvidará. Mitzuko se queda en silencio, más tarde invita a su pareja a observar su investigación.
Quiero imaginar que treinta años después, Jun ve la fotografías y se transporta a esa cama en donde una vez escuchó Blue Moon de una radio amarrada al buro y recuerda vagamente lo que es tener dieciocho y estar en América. Pequeñas ilusiones toman fuerza y despiertan la necesidad de abrazar esa época de nuevo. Hojea el álbum como un arqueólogo que va limpiando con delicadeza su descubrimiento más reciente. Pinta aquél viaje a Memphis con neones, colores que le hacen creer que en ese momento hallaba más alegría que la que tiene ahora.
Jun y Mitzuko son personajes de Mystery Train, una película estadounidense dirigida por Jim Jarmusch en 1989. Cada año, fans de esta película viajan a Memphis para visitar el Arcade Hotel. Al llegar se topan con un pequeño problema: el hotel en el que Screamin’ Jay Hawkins atendía a los turistas en un saco rojo ya no está.
¿Valió la pena el viaje? Quizás ahora tengamos más fotografías que recuerdos. O al contrario, quizá tengamos una memoria fotográfica como la de Jun y no necesitemos tomar fotografías en cada lugar que visitamos. Sea lo que sea, todos somos coleccionistas de alguna u otra manera, y hace falta una palabra que describa el acto de fotografiar algo o alguien por miedo a olvidarlo en el futuro. Quizás ahora más que nunca considerando el mundo de quién-tiene-más en el que vivimos.

A10
Más allá del muelle
la hierba
parece subrayar.
A7
Ecos
de nuestro tiempo
todas las olas.
A9
Comienza a desechar
el mar un último trozo
de algo
con otra piel.
A8
Cuelgo tus acordes suaves
a la orilla
se multiplican
como los turistas
si lo que tenemos no es
para siempre
A6
¿Qué nos dice que descansa
en ella un instante?
Un instante que resucite entre entonces
y ahora.
Es solo el rescoldo del invierno, digo
y no hay nada o nadie
que en ella despierte.
Alex Andonie